A partir de la lectura de la bibliografía ¿Niños sucios, feos y malos? y
la proyección del corto “las siete alcantarillas” del programa En el mundo a
cada rato, reflexiono ¿Son felices los niños que viven en situación de pobreza?
Desde esta pregunta, comienza mi reflexión. Teniendo en cuenta qué
miradas y percepciones, podemos sostener que un niño que vive en villas miseria
o en la calle, sin acceso a un buen sistema de salud y educativo, no es feliz.
Esta concepción proviene de aquellas clases dominantes, que seguramente nunca
le preguntaron a ningún niño que viva de esta manera si era feliz o no, al
contrario los ven como una molestia o error de esta sociedad. Como pequeños espectros
que ensucian sus vidas a diario, cuando los ven pidiendo en las ventanas de sus
autos o en las puertas de los lugares a los que asisten. Esta claro que no
entienden la vida que llevan aquellos niños o que realmente les resulta
indiferente. Dejando ver un claro ejemplo de que las clases altas/opresoras
oprimen a la clases bajas/oprimidos, tal cual lo describe Paulo Freire en sus
libros, claro que hoy nos encontramos en otro momento histórico y con distintas
factores que inciden en el.
A diario vemos en los distintos medios de comunicación noticias sobre
niños que roban, se drogan, matan o viven en situación de calle; en el texto
nombrado anteriormente se analiza el Código Contravencional donde queda
demostrando que la modificación del mismo no trajo ningún cambio positivo ni
eliminó las antiguas formas de aprensión de la policía en la CABA.
Estas diversas situaciones se tratan a través de las vías judiciales y
toman como criminales a quienes se vean involucrados en ellas, dejando de ver
que son problemáticas sociales que involucran a la totalidad de aquellos que
forman parte de la sociedad y que estos niños/as y adolescentes se encuentran
desatendidos por parte de las políticas públicas del Estado.
La sociedad debería dejar de mirar de forma extraña a aquellos que nos
respondan o no puedan responder a los parámetros ya establecidos, por el
contrario se debería replantear el lugar que ocupan estos que parecieran ser
peligrosos y brindarles nuevas oportunidades, en las que hagan uso de sus
derechos y obligaciones. Si este cambio no se produce, cada vez habrá mas
personas que pertenezcan a aquellos sectores marginados y discriminados. Encontrándose
cada día un poco mas alejados de la salud, de la educación y una vivienda
digna, entre tantas otras cosas.
Otro punto que debería ser cuestionado, es la forma en que atiende la
inseguridad, y como las medidas que se van tomando afectan a la infancia de los
niño/as de nuestro país, recordando siempre que por el hecho de ser niños y
niñas tienen derecho a vivir su infancia.
En cuanto al documental, debo reconocer que me resulto muy difícil
comprender que Maca, la protagonista, podía sentir que era feliz y que se
encontraba en el mejor lugar del mundo. Pero luego comprendí que a través de su
mirada todo era distinto su papá era un coleccionista que recuperaba tesoros y
trabajaba de eso, sus vecinos eran artistas, sus hermanos escapaban de la
policía y eso, en su mundo, era un juego. En el documental se puede ver la
carencia de un montón de cosas, como la educación y una vivienda digna, que uno
considera que sin ellas nadie podría sentirse bien o a gusto. Pero Maca afirma,
constantemente que ella ama vivir ahí, y por supuesto que es así, porque ella nació
allí y no conoce otra realidad que no sea esa, en su barrio tiene todo lo que necesita
amor, familia, relaciones sociales, juegos, amigos con quien jugar y un lugar
seguro donde circular.
Pero después la realidad familiar en la que vivía hace que su mamá muera
y termine con otra familia. Con la que no se siente identificada y extraña su
lugar y familia. Lo que sucede en el film, pasa a diario y en todas las clases
sociales, solo que en algunas se ignora y en otras se ve como una brutalidad
sin solución.
Yo creo que si hay maneras de solucionar estas realidades, y son a
través del trabajo en equipo por parte de padres, instituciones como la escuela
trabajando en red con otras instituciones publicas y judiciales, políticas
publicas y los niño/as y adolescentes de nuestro país; de esta manera se podrá
prevenir que situaciones como la que vivió Maca se repita, que se elimine el
mal trato infantil, la explotación laboral tanto en padres como hijos.
También considero que se deben brindar oportunidades para que los
adultos puedan criar a sus hijos en condiciones dignas, donde tengan acceso a
todos los servicios públicos, y que dejen de formar parte de aquella parte de
la sociedad que da miedo o vergüenza.
Basta ya de privilegios para los que tienen más, y un poco más de
atención para los que quedaron olvidados hace tanto tiempo.
Natalia Tapia.